Esta paz de la que hablas, no es la mía
Mi paz, está enterrada hace mil años
Mi paz, no es una mano clandestina
Ni un varón acojonado en un escaño
Mi paz está escrita con sangre en la arena
Escrita con metralla en el cemento
Está escrita con lluvia helada
Con cristales de hielo y frío viento
Esta escrita en la carne a fuego vivo
Esta escrita en el alma a fuego lento
La paz de la que hablo tiene rejas
Acero gris para encerrar el miedo
No es una onda expansiva
arrasando personas y sueños.
Es, una ley sin fisuras redentoras
es, la justicia, sin la urdimbre del engaño
no es, arrancarse el rencor en carne viva
es emerger de las tripas del naufragio
no es comerse la rabia a palo seco.
Es moldear el paroxismo con las manos
La paz de la que hablo, no es moneda
Ni un requiebro abolido, desgastado,
La paz de la que hablo, tiene vida
Es corona de espinas, sudor negro,
...... Sábana santa, sudario.
La paz de la que hablo tiene mil nombres
Cincelados en el mármol de la historia
ajenos al olvido de los necios,
presente en la memoria de los sabios
La paz de la que hablo esta escrita
En los rostros de mil madres
..... Y en sus labios.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
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Parece mentira que esas palabras sean las que usamos a diario. Aqui parecen únicas, inalcanzables.
ResponderEliminarMi más sincera enhorabuena, Montserrat.
chapò!!
ResponderEliminarme encanta "emerger de las tripas de un naufragio" tus poesías son como un ronroneo, como oir caer la lluvia. Marcelo, Toledo
ResponderEliminarDe verdad se que eres la mejor. Tan claro lo tengo como que la hierva fresca es verde, y como que el raso cielo azul. Hay que ver la suerte que tenemos algunos.
ResponderEliminarPd: Ave María... tu me entiendes,no? :)
La Regorita