Una mancha violeta
rodea tus ojos
Una blancura nívea
arde en tu cara
Un silencio de siglos
besa tu boca …………
y la muerte implacable
te robó el alma.
¿De qué profunda oscuridad
Surgió la sombra?
¿De qué piel escamosa
brotó el veneno?
¿Qué mente incendiaria
extendió la orden?
Que nos dejo perdidos…….
Llenos de miedo.
Que clamor,
Vomitó tanto silencio.
Que mecánica errónea
Legitimó tu muerte
En que vuelo traspasaste el horizonte
En qué viento cabalgó la mala suerte
Que mal fario
Dilapido todo tu tiempo
En que cielo refulgió tu frió inerte
¿Por qué la sangre
Se te quedo quieta?
¿Por que la vida
No fluyó en tus venas?
Por que la luna te beso la frente
Y su frió brutal, decretó tu pena
Vimos absortos
Como te marchabas
Maniatados por el pánico de la derrota
Con la rabia en los ojos
Secos de lágrimas
Y la amargura hundiéndose en los costados
Y la ira oprimiéndonos la garganta
Indefensos, golpeados
Ciegos de dolor,
Solos…….. Sin amparo
Derribados por el ímpetu
De tu mala estrella,
Por la pétrea quietud
De este día amargo
La cólera ocupando los minutos
El tiempo balanceándose en tu mortaja,
y en los rostros atónitos,
y en las bocas silentes,
en las vagas miradas,
El tiempo esculpiendo el vacío que nos dejas
Afilando sus aristas metálicas
Cincelando la soledad a golpes secos
Tallando tu ausencia a martillazos
.
Y un silencio de plomo llenando el aire,
Ocupando el espacio,
ahogando quejas .
un silencio de plomo tiembla en los labios,
y la tarde de acero te abre las puertas,
un silencio de plomo,
un silencio de bronce y campanas quietas.
Qué madre no aguantó el dolor contigo
arañando el áspero vació de su vientre
Qué madre no murió ese día contigo
desafiando los implacables cimientos de la muerte
Qué madre no beso tu frente lívida
con un beso redentor e ilimitado
Y te negó el último amparo.
La última bendición,
La última mano.
Si Dios sabe perdonar,
Que la perdone
Pero no en mi nombre,
Ni en el nombre del resto de las madres
Ni en el nombre de la tierra
que alberga la semilla,
ni en el nombre del sol
que la germina.
Yo no se perdonar,
ni quiero
viernes, 20 de marzo de 2009
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